miércoles, 6 de julio de 2016
Vacío.
Bajé del bus en una parada que no existía, en un parque al lado de mi casa, el ambiente estaba extraño pero las calles parecían las mismas, seguí mi camino, mientras tanto me fijaba en los alrededores por si algo había cambiado, sin darme cuenta me pasé de calle, me di la vuelta, de repente el cielo se encapotó, todo se volvió sombrío y escuché una voz grave que no procedía de ninguna parte, es cuando supe que lo que noté al principio era real.
Tan rápido como pude crucé corriendo la calle en la que estaba para llegar hasta mi casa, pero no se trataba de la misma calle de siempre, era idéntica a la anterior: no había portales, ni terrazas, ni ladrillos, ni nadie. En el final de ésta apareció un gran muro, el mismo que había visto antes de llegar aquí.
No había salida.
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